Desarrollando la estufa Túumben K´óoben, una estufa adecuada a las condiciones culturales y ambientales de la Peninsula De Yucatan
El proceso de desarrollo:
A través de su línea de acción “cambio climático”, U´yo´olché A.C., organización no gubernamental con 10 años de experiencia en el desarrollo comunitario, emprendió un proceso de validación participativa en la zona, con el fin de adecuar la tecnología de las estufas ahorradoras de leña a las condiciones ambientales sociales y culturales de la Península de Yucatán.
Para lograr esta adecuación, se utilizaron dos estrategias: analizar el uso de los primeros prototipos construidos en Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo, y por otro lado organizar foros participativos para intercambiar opiniones y conocimientos. Se construyeron entonces 73 prototipos con una tecnología similar a la “Patsari”, realizando en conjunto con las usuarias algunas adecuaciones, y aplicando una estrategia de seguimiento a Mediano Plazo. De forma paralela, se invitó a expertos locales, detentores del conocimiento tradicional, cocineras y todo el público interesado en participar en dos talleres participativos de desarrollo de la estufa. En el primer taller, se presentó un prototipo, y se pidió a los participantes “deconstruirlo” y sugerir mejorías. Con todo el conocimiento generado, se construyeron 4 prototipos y se aplicaron modificaciones técnicas en 10 estufas en uso en hogares de la Zona Maya. En el segundo taller, los participantes pudieron evaluar los prototipos viéndolos en uso y con ello se pudo seleccionar los mejores elementos de cada prototipo para diseñar el modelo “Túumben K´óoben”.
El equipo encargado del desarrollo del proyecto estableció criterios para la evaluación de cada prototipo. Estos criterios son: accesibilidad de los materiales, costo, facilidad de construcción, elegancia, comodidad de uso, facilidad de mantenimiento.
A continuación presentamos los diferentes elementos que se modificaron con el fin de diseñar una estufa adecuada a las condiciones de la Península de Yucatán.
Materiales:
El elemento que llevó a empezar la creación de un modelo local de estufa fue la cuestión de los materiales. El diagnostico era simple: no existe barro en la Península de Yucatán, o si existe, está en lugares pocos accesibles y de forma escasa. La razón de ello es geológica: la península de Yucatán es una e-norme plataforma caliza que emergió hace poco del mar. La poca tierra que se encuentra es un sustrato formado por la descomposición de plantas y hojarasca. Sin embargo el barro es un elemento clave para la construcción de estufa, ya que tienes propiedades materiales y térmicas importantes. La compra de tabiques de barro es demasiado costosa y de nulo impacto sobre la económica local. Una posibilidad sería la producción de tabique por una de la pocas comunidad que posee un poco de barro, pero el costo logístico (transporte) afectaría la rentabilidad de dicho negocios. También se descartó el uso de cemento, el cual está muy arraigado en la “cultura” de los albañiles de la región, por ser demasiado costoso, poco accesible en las comunidades y porque se cuartea si no se aplica en dosis excesivas.
Descartadas estas dos posibilidades el equipo técnico acompañado por técnicos comunitarios y detentores del conocimiento tradicional empezó la tarea de desarrollar y probar materiales locales de fácil acceso y manejo.
Las pruebas de material:
Desde los primeros prototipos se empezó a usar materiales y técnicas locales. La primera estufa fue construida con Saskab, un material calizo que se encuentra en todos lados, Cal, la cual hasta hace poco se producía de forma artesanal en la región y que es muy barata, y el licuado o machacado de nopal. Este último ingrediente, propuesto por Don Dionisio Yam Moo permite fijar la mezcla (aglutinante) y resiste muy bien al calor. Al ser exitosos en termino de resistencia, se usaron estos mismos componentes en numerosas estufas. Sin embargo, dicha mezcla tiene muy pocas propiedades térmicas, y necesita ser reforzada para resistir al agua o la humedad y se mas fuerte para que la estufa dure más.
Por ello se diseñó un protocolo de investigación, el cual incluye propuestas hechas por cocineras, albañiles técnicos comunitarios y otras personas interesadas en el tema en el marco de un taller. El protocolo fue aplicado por estudiantes del Instituto Tecnológico de Felipe Carrillo Puerto. A través de la construcción de tabiques, pudimos probar la resistencia de diferentes mezclas. Las pruebas fueron de resistencia al fuego, resistencia al calor, propiedad térmica, aspecto económico, ambiental, facilidad de construcción y disponibilidad de los materiales.
Medición de resistencia y térmica
Gracias a esas pruebas, se confirmó que el uso del Nopal permite dar mayor solidez a los materiales. Otra forma de dar mayor firmeza es la integración de fibras como son la cascara de coco o la de elote (“Joloch” en Maya Yucateco), El Joloch quedó escogido por su abundancia y fácil preparación. Otro elementó novedoso fue la incorporación de una pequeña cantidad (20%) de tierra roja, o “Chac Luum”. Esta tierra, que no contiene arcilla, permite aglutinar mas la mezcla lo que evita cuarteaduras. La mezcla final incorpora entonces 6 dosis de Saskab, 2 de Chac Luum, 4 kg de Nopal licuado o machacado, y de forma opcional 500 gr de Joloch.
Proceso de preparación del Nopal
Para resolver la cuestión térmica, se probaron algunas opciones sugeridas por usuarias y participantes a los talleres. El uso de un rin de automóvil en la hornilla principal resultó ser un buen freno de calor, pero es poco accesible. El uso de tejas en los bordes no demostró su vialidad, aunque sirve para proteger las bases de madera. En el prototipo 002 y en la estufa de una usuaria, se incorporó vidrio roto en la hornilla principal. El vidrio es muy mal conductor de calor, por lo que se supone que lo tendría que concentrar. El resultado fue positivo, ya que los prototipos con vidrios calientan hasta 100 grados más con una misma cantidad de leña. Se decidió entonces incorporar el vidrio en la hornilla central.
Chimeneas:
Un elemento importante de cualquier estufa de leña es la chimenea. Conforme al objetivo del proyecto que consiste en generar derrama económica en la zona del proyecto, se trabajó con hereros locales para diseñar una chimenea accesible, resistente y barata. Un elemento importante en el diseño es que el techo de las cocinas en las comunidades Maya es mayormente de Guano, una palma nativa. Las cocineras y los participantes a los talleres tenían miedo a que la chimenea provocara un incendio al techo. Por ello, se diseño una chimenea con codos, que sale por la pared (“chuche”) y luego sube hacia arriba hasta librar el techo de la palapa. Para techos de cartón, en comunidades grandes, se usa el sellador térmico pera evitar transferencia de calor del tubo al techo.
Se probaron otros materiales como son los tubos de aluminio de acordeón, los cual fueron rechazados por ser demasiado ligeros (“bailan con el viento”) y calentarse mucho, ya que son muy delgados.
El material inicialmente usado era de “tubo negro” de 3.5”, pero al cambiar el diseño a codos, el costo de la soldadura es demasiado elevado por lo que en futura se usarán piezas prefabricadas. Como en la Península hay muy pocas usuarias de estufas ahorradoras de leña, no existen empresas o micro empresa con la capacidad de fabricar dichas piezas. Por ello se trajeron algunas piezas de muestra desde Veracruz, y se buscara desarrollar con empresarios locales una pequeña industria de fabricación de tubos, codos y gorros.
La inclusión de la tecnología de combustión “rocket”
En el microcosmos de las estufas ahorradoras de leña, la tendencia en el año de inicio del proyecto (2007) estaba a las cámaras de combustión tipo “rocket”. En este marco, gracias al apoyo técnico de la ONG americana Sea Aid, pudimos probar dicha tecnología, y llevar a cabo pruebas de uso. Además, se probó en el prototipo 004 integrar una rocket (rebautizada “chiribitos” por lo locales) para calentar agua o alimento de forma rápida. Sin embargo, las pruebas con cocineras y otros usuarios como son cazadores o pescadores demostraron lo siguiente: el tipo de combustión rocket es un cambio cultural demasiado importante para ser integrado rápidamente al uso cotidiano. Las usuarias se quejan principalmente de la necesidad de tener que cuidar mucho la leña, la que la combustión es rápida, mientras que con el tradicional “K´óoben” uno puede “preocuparse de la cocina y no de la leña”. Además, un análisis documental nos permite creer que el uso de esta tecnología de combustión corresponde a una etapa ulterior del proyecto: primero se tiene que fomentar el uso de modelos cercanos en eficiencia y diseño a la Lorena, y en una segunda etapa, con las cocineras acostumbradas al cambio tecnológico, probar con tecnologías más ahorradoras y avanzadas como es este método de combustión. Por lo pronto, se descarta entonces esta tecnología, pero será necesario incluirla una vez el proceso de cambio cultural iniciado, ya que permite ahorrar todavía más leña con la combustión completa.
Quemador “rocket”
El numero de comales:
En el segunda taller de desarrollo, un participante hizo la siguiente reflexión: “en la Península de Yucatán no se toma café, se toma Coca-Cola”. Esta simple reflexión llevo el equipo desarrollador a reconsiderar el uso de 3 comales. En un restaurante de Felipe Carrillo Puerto se probó entonces, previo acuerdo de las cocineras, un modelo con dos comales de gran tamaño. Este modelo permite tortear una gran cantidad de masa en poco tiempo, razón por lo cual esta adecuado para cocinas de restaurante o micro negocios de venta de comida. Otra reflexión que llevó a este diseño fue la queja de las primeras usuarias de la Túumben K´óoben de que “el comal principal calienta demasiado y se queman las tortillas”. El uso de dos comales grandes permite tener el primero con un calor suficiente para calentar ollas, y el segundo con cerca de 50 grados menos, lo que permite tortear más rápidamente. Además, el tamaño de las tortillas es pequeño en la Península, por lo que dos comales grandes permiten una producción bastante razonable de tortillas. En cuanto a costo, es muy similar a la compra de tres comales.
Por todas estas razones, el diseño con dos comales fue retenido para el diseño final de una estufa adecuada a la cultura local.
Se decidió no usar moldes, para permitir la utilización de los comales de las cocineras al momento, construyendo la estufa al tamaño de dichos comales.
Diseño de comales
Las pruebas con usuarias y la evaluación posterior del uso de los prototipos arrojó un dato muy importante: muchas cocineras hacen un uso diferente de las estufas, cocinando caldos o frijoles directamente sobre el fuego, quitando el comal del fogón principal. Por ello, desarrollaron estrategias interesante como colgar una cadena arriba del fogón o poniendo latas llenas de material al fondo de la estufa para soportar la olla o usando la reja del ventilador como parrilla. Obviamente este uso “diferente” está muy ligado al uso tradicional de la leña en la Zona Maya, y a la creencia de que el fuego es el que calienta, no el calor. El hecho que no existe todavía “cultura” del uso de las estufas ahorradoras de leña también favorece este tipo de uso.
Para resolver este problema, ya que al quitar el comal se pierde energía y se emite humo en la cocina, de optó por una solución aportada por la estufa Onil: se perfora el centro del comal principal, y se le coloca un
Comal con tapa removible
comal más pequeño removible. Al querer calentar agua o caldos, la cocinera solo tiene que quitar la tapa, y la coloca de nuevo para tortear. El proceso es obviamente costoso, pero permite mejorar bastante la eficiencia energética de la estufa, por lo que vale la pena incluirlo al diseño. De forma paralela se aplicaron estrategias para difundir el buen uso de la estufas, a través de visitas de seguimiento y del diseño de un manual de uso en Maya y Español.
Cisterna de agua:
Un elementó que fue aprobado por todos los evaluadores fue la incorporación de un tanque de agua a la estufa. Se pensó en este accesorio luego de ver que usarías de Túumben K’óoben siguen usando las tres piedras para calentar agua, por costumbre.
Gracias a un diseño aportado por un experto en permacultura, se incorporó a la mezcla un tanque de agua con llave y embudo. El principal reto para este accesorio es la cuestión del costo, ya que se necesitan materiales resistentes a la corrosión. Los dos beneficios potenciales de dicho artefacto son la disminución de problemas de artritis debido a cambios de calor en las manos de las cocineras, y por supuesto la disponibilidad de agua caliente para el baño. Como solución para disminuir los costos, se propone usar una cubeta de acero inoxidable, usada muy comúnmente en leña apara calentar agua en la Zona Maya. Se le fija una llave de agua con algún pegamento industrial, y se empotra parada en la mezcla.
Llave de agua caliente empotrada en la estufa
Conclusiones
Gracias a la mezcla de conocimiento tradicional con técnicas innovadoras provenientes de otros estados se pudo desarrollar un prototipo que se adecua de forma óptima al contexto socio-cultural local. La noción de “optimo” es importante, ya que el diseño de la nueva estufa busca un equilibrio entre diferentes elementos, y no busca ser la mejor estufa ya que costaría muy caro y no podría ser utilizada por la mayoría de las cocineras.
La adecuación de la tecnología es solamente la primera parte del proyecto denominado “Túumben K´óoben”, y para garantizar su éxito en el futuro es necesario incluir un fuerte seguimiento al uso de las estufas, y dejar abierto el proceso de modificación técnica para adaptarse a las evoluciones sociales y culturales de la Zona.
Sebastien Proust
U´yo´olché A.C.
Quintana Roo, Mexico